Venezuela y el Libertador

Por Luis Guillermo Pilonieta Linares

El recinto de la Asamblea Nacional es el verdadero asiento de la soberanía popular que emite opiniones por intermedio de sus representantes autorizados al ser investidos como diputados mediante un proceso electoral y en consecuencia es el órgano de expresión plural y no puede ser individualizado para privilegiar a ningún grupo en particular o perdería la libertad de expresión de sus integrantes cercenando el derecho de ser voceros de la comunidad en su totalidad.

La república es la patria que ampara a todos sus naturales y a quienes comparten nuestra vida ciudadana y por lo tanto no debe ser apellidada ya que todos por ilustres que sean son hijos de la patria, decir Venezuela Bolivariana es irrespetuoso y redundante ya que todos somos Bolivarianos, no existe una Italia Garibaldiana ni una Francia Degaulliana, solo existe Italia, Francia y Venezuela.

Bolívar es para todos el símbolo como padre de la patria, único Libertador y único mortal que ha recibido esta distinción en tres oportunidades, la primera en el curso de la Campaña Admirable al llegar a la ciudad de Mérida sin disparar un solo tiro porque el pueblo salió a las calles al grito de libertador, Libertador y el ejército Español se entregó sin pelear, la segunda oportunidad al llegar a Caracas donde fue recibido en Cabildo abierto presidido por Luis López Méndez en la Plaza Mayor y le reconoció el mérito de Libertador y la tercera ocasión en el congreso constituyente de Angostura que emitió un Decreto Ley para que pudiera ser utilizado en los documentos oficiales,  invistiéndolo como  único mortal que tiene el titulo otorgado en tres oportunidades.

Es importante recordar que al no tener descendencia Bolívar es único, original e irrepetible padre de la Patria y pretender emularlo es un acto de fetichismo, idolatría o narcisismo intolerable y el Parlamento Nacional debe conservar su majestad sin identificaciones indebidas, no es un museo ni una galería expositora porque debe mantener el decoro de la universalidad del pensamiento y la libertad de expresión de todos los sectores que representan  la ciudadanía.

Esta opinión es la primera de un año importante para el destino futuro de la nación y por ello es válida la salutación de un nuevo amanecer para recordar que hemos rescatado uno  de los poderes para la soberanía e independencia sin olvidar que estamos todos y debemos crear un clima de convivencia en paz eliminando la predica del odio, la amenaza permanente y el insulto procaz, nadie va a claudicar de sus ideales o principios pero dentro de la firmeza y convicción debemos lograr acuerdos que faciliten la  armonía de un comportamiento ciudadano.