Opinión

Por Luis Guillermo Pilonieta Linares

Es vergonzoso, denigrante para la república, irrespetuoso y violatorio de la Constitución oír a quien debe ser garante del cumplimiento de la Ley, por ser el depositario de las armas que debe emplear para la defensa de la soberanía, decir que se irrespeta al Libertador cuando se derriba su retrato del recinto de la Asamblea Nacional y pretende hablar en representación de las fuerzas Armadas  comprometiendo su honor y dignidad al afirmar que son socialistas, Chavistas y al servicio del gobierno.

No soy militar pero soy ciudadano y reclamo mi derecho a exigir un ejército que debería estar de pie y no rodilla en tierra, para exigir respeto a la memoria del Padre de la patria, que ha sido mancillado al presentarlo en un cuadro en el que aparece originalmente montado en su caballo blanco y se ha falsificado el original desconociendo los derechos del autor para plagiarlo adicionando una figura grotesca montado en las ancas del caballo, portando un símbolo de odio y de violencia, con un fusil y un engaño con manifiesta intención política para falsear la realidad histórica haciendo creer que son contemporáneos y participantes en la misma gesta emancipadora, sabiendo que estamos a 200 años de distancia y esta falsificación responde a un engaño preparado para llevar adelante un proceso de transculturización importado de cuba y tengo hijos, nietos y biznietos que deberían ser defendidos por el que está pidiendo respeto para no desmontar este mamotreto que está usurpando un sitio del recinto sagrado del congreso e irrespetando la soberanía intelectual de los Venezolanos que esperan que del Ministro y su contingente una postura consecuente con el juramento de ser apolíticos, institucionales, al servicio de la nación y jamás a la orden de ninguna parcialidad.

Quienes no pertenecemos a ningún grupo político ni tenemos apetencias de figuración futura por estar biológicamente muy cerca de la puerta de salida, pero no queremos irnos sin dejar plasmada una posición de indemnidad hacia nuestra historia, y defendemos los principios no podemos permitir que se prostituya la enseñanza que impartimos a las nuevas generaciones, la imagen que se difunde ante nuestros visitantes extranjeros y la falsa idea de que nuestra Fuerza Armada Nacional por el principio de la obediencia debida han asumido una postura de sumisión y dependencia que obliga a la población civil a llenar al vacío existencial de quienes han abandonado el campo del honor.