Renace la monarquía

Por: Luis Guillermo Pilonieta Linares

La democracia es el sistema de gobierno más perfecto porque representa el ejercicio del poder por el pueblo, que lo ejerce a través del voto y está fundamentado en la libertad de pensamiento, en la igualdad política, en el respeto al estado de derecho, en la alternabilidad en el mando, en la independencia y autonomía de los poderes, en la libertad de acción y el imperio de la paz que surgieron a la vida nacional en la constitución aprobada en el Congreso de Angostura donde nació la República con separación del ejercicio del mando del poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial bajo la supervisión del poder moral garantizando la primacía del dialogo y la competitividad separando los campos de acción para las funciones castrenses y administrativas.

Pero últimamente en Venezuela hemos inaugurado la era de los embarazos ectópicos en política, al aceptar la aberrante practica de delegar las funciones en el Presidente de la república, al colocar en sus manos todas las facultades del estado para que tome decisiones según su libre criterio dotándolo de un poder ilegitimo y de un centralismo irritante que es la negación de la democracia, retornando a la época de los Reyes investidos de poder Divino para que decidan sobre las vidas y patrimonios de sus súbditos sin control ni supervisión de nadie, anulando a los demás entes de la república, firmando contratos y convenios que hipotecan los intereses del colectivo, no conociendo en que cuantía ni por cuanto tiempo y contrayendo compromisos que solo responden a intereses grupales de naturaleza política mediante la aprobación de una llamada Ley Habilitante que representa el predominio de lo militar en las funciones de gobierno.

Algunos han pensado en la importancia de Venezuela por la existencia de inmensas reservas petroleras que nos hacen apetecibles como nación, pero es indispensable expandir la importancia geopolítica de nuestra república por su envidiable situación como la más septentrional de la América del Sur con capacidad de acceso a los Océanos Atlántico, Pacifico y al Mar Caribe, pero fundamentalmente por la existencia de otras fuentes minerales de riqueza con mayores proyecciones de futuro como es el Coltán, fundamento básico para el desarrollo de la industria cibernética, apetecido por China y la India, y es llamado el Oro Azul, más valioso que el petróleo y sus derivados, la presencia en cantidades inimaginables de Uranio, buscado por Irán como fuente de energía nuclear, las grandes cantidades de Caolín de la Gran Sabana que ha sido catalogado por Rusia y Bielorrusia como el origen de la más fina porcelana del mundo, la posibilidad de control en el acceso de 165 millones de pobladores de habla Hispana y de muchos votos en los organismos internacionales donde cada nación tiene el mismo valor sin importar su dimensión o riqueza y pueden unirse para cercenar los derechos de palabra de quienes no comulguen con sus intereses políticos.

Todo lo dicho nos impone la defensa de la patria, de su territorialidad, de su soberanía y de su grandeza impidiendo la injerencia de fuerzas extrañas de cualquier nacionalidad que no deben permitirse en nuestras instituciones militares, en nuestros Registros Públicos y mucho menos en la explotación de nuestras reservas minerales para que podamos realmente demostrar que tenemos el espíritu Bolivariano de Simón Bolívar en su discurso de Angostura donde afirmo que Venezuela será siempre una nación libre, soberana, independiente y dueña de todas las riquezas que broten del subsuelo como beneficios de una naturaleza prodiga.

No queremos guerras causantes de muertes inocentes y en la defensa de la patria todo es válido menos no hacer nada porque la soberanía es nuestra no aceptemos la intromisión de nadie, debemos revelarnos contra el invasor cuidemos nuestro patrimonio y saquemos a todos los que nos invaden en busca de lo que nos pertenece y si es de todos y nos pertenece a todos exclamemos Fuera los Invasores y rechacemos la monarquía constitucional.